martes, 24 de junio de 2014

Inteligencia cultural es clave para desarrollar negocios en un mundo globalizado

Desde nuestro nacimiento, la familia, la escuela, los medios de comunicación y, en general, el entorno que nos rodea, buscan imbuir en nosotros un conjunto de valores, creencias y supuestos acerca del funcionamiento del mundo que nos hacen sentir parte de la comunidad en que crecimos. Este proceso que se realiza consciente e inconscientemente, en conjunto con una serie de elementos materiales, comportamientos y una visión particular del mundo definen nuestra cultura. Y cuando hemos vivido toda nuestra vida en un mismo lugar y la interacción es con personas de un entorno social muy parecido al nuestro, prácticamente no existe cuestionamiento de esta cultura. No obstante, la exposición a personas que provienen de mundos culturalmente diferentes al nuestro, ya sea en nuestro propio país o en otros países cuando viajamos por trabajo o turismo, puede provocarnos incomodidad ante contextos culturales que no son familiares. Y en un mundo globalizado, la frecuencia con que experimentamos este tipo de situaciones puede ser aún mayor.

En el caso particular de muchos ejecutivos cuyas empresas están en proceso de entrada a mercados de otros países o ya se encuentran operando en el exterior, la exposición a contextos culturales no familiares se vuelve cada día más común. Muchas preguntas surgen en estas situaciones. Algunos ejemplos relacionados con el mundo del trabajo son: ¿cómo nos saludamos?, ¿se acostumbra el intercambio de regalos?, ¿qué nivel de puntualidad se espera?, ¿podemos preguntar acerca de la familia?, ¿con cuánta formalidad nos debemos dirigir a nuestros interlocutores?, ¿se tomará a mal si rechazamos una invitación a compartir después del trabajo?, ¿es la confrontación de ideas normal en una reunión?, ¿afectará negativamente la relación si discrepamos con nuestro interlocutor?, ¿se permiten diferencias de opinión en público con el jefe?, ¿con cuánta apertura podemos hablar de nuestros logros?. 

La lista de preguntas puede ser interminable y esto puede generar más o menos estrés en muchos ejecutivos embarcados en la internacionalización de sus empresas. Sin embargo, la situación es aún más compleja, ya que así como existen diferencias culturales entre países y regiones, también las hay a nivel individual, lo que hace imposible generalizar. Así, la capacidad de un ejecutivo para adaptarse con éxito a contextos culturales que no son familiares se convierte en un factor crítico para sobrevivir en un mundo globalizado. Esta capacidad se denomina inteligencia cultural y es clave a la hora de desarrollar negocios en estos tiempos, ya que permitirá -entre otras cosas- ser más empáticos con los consumidores, construir alianzas exitosas con empresas locales y negociar buenos acuerdos con los distribuidores. Y la inteligencia cultural, al igual que otros tipos de inteligencia como la emocional y la social, se puede desarrollar a través del entrenamiento.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario