miércoles, 23 de abril de 2014

Érase una vez un país vitivinícola

Érase una vez un país que llegó a ser el cuarto productor mundial de vino y el primer exportador de vino del mundo. Esto fue lo que sucedió con Argelia en el período 1880-1930, cuando la producción se expandió fuertemente. En contraste con este pasado esplendoroso, hoy en día, Argelia es un productor marginal. Un reciente artículo, titulado "The rise and fall of the world's largest wine exporter - and its institutional legacy" que fue publicado a comienzos de este año en el Journal of Wine Economics, explora las causas del auge y caída de Argelia como productor de vino. 

Entre los elementos que permitieron el crecimiento de la producción, los autores Meloni y Swinnen discuten los siguientes: (1) cambio tecnológico que facilitó la producción de vino en climas más calurosos; (2) la destrucción de viñedos en Francia en la segunda mitad del siglo XIX causada por la filoxera generó un aumento de las importaciones desde Argelia; (3) beneficiarse de arancel cero al ser parte de Francia, y (4) el aumento del crédito para la expansión de viñedos después de 1880. Por otra parte, la caída en la producción se debió a: (1) restricciones a las importaciones impuestas por Francia después de la independencia de Argelia en 1962, y (2) la pobre administración del sector después que fuera nacionalizado en los años que siguieron a la independencia.

Dos lecciones surgen de esta historia: (1) la necesidad de una búsqueda constante de nuevos mercados, y (2) ser ágil en la anticipación y respuesta a nuevas tendencias que emergen en la industria. De lo contrario, podríamos escribir en unos años más: "Érase una vez un país vitivinícola llamado...".


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